domingo, 19 de junio de 2011

Junio



Junio me parece un poco aturdido, lleno de relámpagos fluorescentes que interrumpen mi mirada. Mis manos frías, sin guantes, siempre me olvido de ellos. Solo quería un poco mas de alcohol.
Me gusta caminar solo por estas calles, ver el cielo de noche, pensar unas cuantas cosas que tenía en deuda con mi cabeza, y tararear esa canción que sueño con cantártela alguna vez.
Voy cigarrillo tras cigarrillo en busca de algún bar, contando cada baldosa del suelo de la cual voy caminando. Solo estoy yo, y un par de vagabundos, enfriados y sin guantes.
Me fume el ultimo jachis. El mismo que me hizo reír como un estúpido en la tarde. Me gusta reírme cuando estoy en ese proceso, aunque parezca un estúpido, me da igual.

Vibra algo, está temblando, no. Era el celular que anunciaba un mensaje tuyo. Me decías que te estabas portando bien. No lo dudaba, y no necesitaba una explicación, no se porqué, creo que ya aprendí a creer en ti.
Justo cuando estaba entrando en ese trance de entendimiento ideológico, comienza a llover.
No me preocupa la lluvia, me preocupas tú. El agua corría por mi cara, y cada vez me gustaba mas, lo disfrutaba tanto hasta el punto de cerrar los ojos y sonreír, ver como se baña la naturaleza con los brazos extendidos. Fue el momento en el que Junio me comenzaba a gustar.

martes, 19 de abril de 2011

Enséñame a quedarme.



Y pensar que eres de carne viva, aquella que toqué la anhelada noche, donde fuimos participes de la historia. Donde creaste un código de besos y caricias, que gritaban algo.
Es tarde... un poco cansado quizás, y con las manos heladas. Esperaba a que sonara el teléfono, solo una llamada, por favor. Corrí cuadras solitarias, para alcanzar el ultimo vagón. Las manos sudorosas, escuchando aquel tema que me excitaba a seguir corriendo, pero ya era tarde, mi cuerpo pedía una cerveza. Creo que Dios es grande, y bajará una de el cielo.
La espera se hacia eterna, y la hora de buscar tu código se hacia mas lejano. No cayó la cerveza, pero llego una esperanza... claramente, aproveche.
Aborde con un poco de temor, ya lo hice, no puedo bajarme. Nadie comprendía el porque yo estaba ahí, solo lo sabía yo y mi Ipod. Tras un viaje frío e incomodo, donde las piernas no me alcanzaban, estaba cigarrillo tras cigarrillo, imaginándote. Imaginándonos.
De corazón latente a una simple burbuja, se expone cada día. Cubriéndola por mantos de esperanza y alambres de púas... pero aun sigo teniendo miedo, y se que tu también.
Llegaba la hora y me acerque, algo desorientado y aturdido. Aborde otro auto donde me llevaría a donde estaba tu código, pero la gente seguía sin comprender.
Marcaba tu número, se que estas ahí... y volvía a escuchar la hermosa voz de la maldita operadora. Pero soy inteligente, y algo especifico, y logré entrar.
Estabas tú, con una mirada fría. Veo tus ojos que pedían explicación, pero era yo, el que estaba allí. Tomé tu mano y pude darme cuenta, que no bastaba una cerveza, sino que me conformaba con solo una mirada de tus ojos.
Besé tus labios, besé tu cuello, palpitaba tu olor y quería escaparme a donde fuimos esa vez, donde fuimos uno. Por fin me sentía de carne, y mi miedo se transformaba en descanso, al verte a ti conmigo, todo es más tranquilo.
Necesitaba decírtelo... no fue la forma ni la manera, pero esta noche me encontraba con el momento ideal.
Enséñame a quedarme.