viernes, 9 de abril de 2010

Margaritas

Y eran las tres y media y mis ansias de verte eran cada vez más fuetes. Buscaba por donde no debía la forma de poder hallarte. Frente a mi espejo veía una sonrisa que pedía a gritos tu presencia.

Salí a buscar alguna forma de llegar a aquel punto de encuentro. Mis nervios se hacían cada vez más fuertes, de ver tu sonrisa, lo que tanto esperaba, y que hoy, era el momento de descubrirla.

Mi corazón palpitaba cada vez más fuerte en cada estación del metro. Faltaban dos y ya llegaba.

Cuando las puertas del vagón se abrieron, mis ojos lo primero que vieron, fueron los tuyos, observándome ligeramente. Fue allí donde sonreí y me dirigí hacia ti. Era el momento que tanto esperaba. Callados y nerviosos esperamos el otro tren. Nos subimos y fuimos conversando estación tras estación. Cuando llegamos al lugar de la cita, nos sentamos y comimos algo. Mi rostro era como el de un niño encantado, lleno de magia y fantasía. Mi sonrisa era algo torpe, mis nervios no daban más.

Observaba tus labios, tu rostro, tus ojos. Todo era perfecto en aquel momento.

Luego de comer, fuimos a un lugar sorprendente. Donde las estrellas hacían el camino a un futuro mágico. Un poco mas relajado disfrutaba de la situación.

Te miraba, y lo único que deseaba, era tenerte entre mis brazos.

En un momento, veo aquellas margaritas, en las cuales no deje de alabar. Eran la magia de la noche. Las besé cariñosamente, y tu las mías.

Luego nuestros labios jugaban a encontrar el fruto de aquella magia. Por fin me daba cuenta, que el camino para hallarte, estaba en las estrellas.

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